Vivir con una discapacidad

Vivir con una discapacidad, una de esas cosas que nunca pensé, una condición lamentable que veía en los demás. Sin embargo, un día sin preparación, sin anestesia para el corazón y el alma me desperté y sin saberlo ya era parte de esa lista de personas, hasta ese momento desafortunadas para mí.
Cuando mis piernas empezaron velozmente a cambiar hasta llegar a usar caminador inicié en mi mente muchos procesos psicológicos, debía adaptarme, que es básicamente encontrar otra forma de hacer y llevar la vida, pero antes de la practica debía pasar por la teoría, debí llorar, lamentarme, caerme y hasta culparme, fueron meses de desconsuelo emocional, mi alma había decidido salir a pasear y parecía no querer volver, pero nuevamente el amor me salvó, me rescató, él (mi esposo) dibujó una armadura en mi corazón cobarde, y me enseñó hacer las paces con la enfermedad y mis oscuridades para permitirme continuar, me enseñó a construir castillos con las piedras que la vida me había lanzado, descubrió la receta para mi felicidad, y me hizo descubrir que podía navegar en un mar sin viento.
Fue así como poco a poco y en un proceso interno lleno de matices fui comprendiendo que hay retos que siempre van a existir, que hay metas que tal vez habrá que ajustar, y sueños que hay que reinventar y aunque la discapacidad no es simplemente una diferencia irrelevante, como el color de la piel, tampoco necesita ser una tragedia, así lo asumí, lo vivo y lo siento. Ajusté mi vida, la hice acorde a mis posibilidades y mi felicidad. Amo intensamente, agradezco cada cosa, cada respiro, cada momento, cada persona y cada vivencia. Aprendí a reírme de mí, de mis debilidades, de mis más profundos temores, y hasta de mis pasos lentos. Aprendí que el amor y la gratitud hay que sentirlos y hablarlos en voz alta, y que la discapacidad más grande es la del corazón, esa que limita sentir y vivir con intensidad, gratitud y esperanzas sin importar el color del día.
Este texto lo escribí esculcando en mis recuerdos, reviviendo el proceso y viéndome hoy, cada letra va dirigida a todas las personas que por esta u otras enfermedades han sufrido algún tipo de limitación o padecen de algún dolor, con mi historia soportando mis palabras les digo que la firmeza, la tenacidad y el agradecimiento han sido mis mejores medicinas.
#EsclerosisMultiple #EsperanzasMultiples